Cuando uno pierde la fe en la humanidad

Cuando uno pierde la fe en la humanidad, pierde la esperanza en el progreso, saltan por los aires todas aquellas convicciones que le llevaron a pensar en la bondad de las personas, y despierta de ese sueño, agradable, bonito, ideal,… pero sólo es eso, un sueño. Uno despierta y mira a su alrededor, y ve todo tipo de maldades. No es necesario aludir a las diversas formas de maldad que nos muestran los medios de información, que se difunden como regueros de tinta. Hablo de las maldades que no se muestran, de las que casi no se hablan, pero son las que más dolor causan, y las que más cerca tenemos. Hablo de las maldades de los individuos en el trato cotidiano con otros individuos y en su relación con ellos. Es el juego de la vida, y en este caso, el juego de las relaciones sociales. Siendo más precisos, uno de los factores que rigen este juego es la raya que separa la libertad de los individuos y la libertad colectiva.
Los individuos se forman y configuran su propia visión de la vida, sus propias opiniones, tienen sus creencias,… Considero que es un derecho fundamental para todos: el pensamiento hecho de manera libre y sin coerciones es uno de los bienes más preciados que tienen los individuos. Los individuos también tratan de conseguir lo que consideran mejor para sí mismos, con éxito o sin él. Lo considero algo propio de la naturaleza humana, no se le debe quitar ese derecho a ningún ser humano.
Pero todos sabemos que ese individuo no se encuentra solo, quiera o no se encuentra inmerso en el seno de una colectividad de individuos, es decir, el ser humano vive en sociedad. Los seres humanos tienen que convivir los unos con los otros. Aquellos que consideran a los seres humanos como buenos por naturaleza, muchas veces tienden a pensar que cada uno de los individuos de esa colectividad ejerce sus libertades individuales sin conflictos con el resto de los individuos. Y aquí entran en juego las libertades colectivas, es decir, derechos como, por ejemplo, el derecho a la libre asociación y agrupación. Son libertades que en todo caso tampoco se deben quitar o imponer, y que se pueden y deben defenderse.
Hechas todas estas aclaraciones, se debe decir que los individuos y las colectividades deben luchar por el libre ejercicio de sus libertades y defenderlas. Ahora bien, ¿es lícito tratar de ejercer y defender esas libertades empleando cualquier método o cualquier manera? En mi opinión desde luego no.
Así aparece otro de esos derechos que a mucha gente se le olvida en el proceso de defender y tratar de alcanzar sus derechos individuales o colectivos: el respeto a las libertades y derechos de los demás, tanto las individuales como las colectivas. Aquellos que dicen defender los derechos y libertades individuales y colectivas pienso que deberían tener esta idea como premisa principal, pero mi experiencia personal dice que esto no siempre es así, que hay gente que quiere imponer sus supuestos ideales de defensa de los derechos colectivos por encima de los derechos individuales y viceversa, rompiendo con las pautas y normas básicas de convivencia en las que todos y todas nos encontramos y bajo las cuales los individuos y las sociedades mantienen un equilibrio más o menos pacífico.
Como dije anteriormente, me parece estupendo que cada uno defienda las libertades e derechos que considere oportuno, pero ¿quién eres tú para hacerlo a costa de las libertades de los demás? ¿Crees que tienes una especie de superioridad moral que hace que las libertades que tú defiendes sean más licitas que las de los demás? Además, ¿quién o qué determina que tú tienes esa superioridad moral y no otro? Lo dejo en el aire.

Simón de Eiré

20 respuestas a “Cuando uno pierde la fe en la humanidad

  1. El respeto a los demás debe ser un pilar fundamental de la educación en la tolerancia en cualquier sociedad. Ahora bien, eso no debe ser incompatible con dos cosas: por un lado, todo el mundo tiene derecho a criticar lo que sea, y como sea, siempre que lo haga desde la palabra; por el otro, todo el mundo tiene derecho a sentirse ofendido por injurias y calumnias perpetradas por un tercero (hablo de libertad de expresión exclusivamente, nada que implique ataques físicos), pero ese tercero debería tener el mismo derecho a expresar estas calumnias, por brutales que sean.

    ¿La solución? Educar en el respeto, en primer lugar. Pero educar también en que si nos atacan (insisto, verbalmente, o en forma de caricaturas, por ejemplo…), lo que debemos hacer es emplear las mismas armas, que son las únicas que pueden solucionar el conflicto de manera eficiente y justa: la palabra, el dibujo, para contestar al ofensor poniéndonos a un nivel superior, demostrando que, a pesar del dolor que nos produjo la crítica, entendemos que el actor está desviado, y por ello no debemos atacarlo por la fuerza-llegando incluso a la aniquilación física, como ha llegado a ocurrir-sino que debemos aprovechar la ocasión para corregir la acción por medios que no requieran otra fuerza que la de la palabra, la fuerza del mensaje.

    Nadie tiene superioridad moral para creerse por encima de los demás, pero siguiendo esa misma lógica, nadie tiene superioridad moral para atacar por la fuerza-véase, armas-una forma de expresión que sólo hace daño al alma. Para protestar está el ejercicio de la Justicia, muy necesario, pero la solución no pasa por prohibir estas formas de expresión, porque sólo intentan tapar una realidad que no desaparece sólo por que no se pueda ver.

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  2. esto que planteas es un tema muy actual y tan delicado porque lo cierto es que a veces hay 2 libertades que no pueden coexistir, así de simple, es la historia de la humanidad, visiones del mundo que colicionan inexorablemente

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  3. Interesante entrada, la tendencia del ser humano en general egoísta incluso quienes luchan por las libertades colectivas lo hacen por ese tipo de razones, por las experiencias que han vivido y por la forma en que las ven desde su perspectiva. Por eso son tan acertadas las preguntas que escribes al final sobre todo «¿quién o qué determina que tú tienes esa superioridad moral y no otro?». Lo cierto es que cualquier cosa que pensemos no pasa de ser la opinión de un simple ser humano (que nunca deja deja de equivocarse en su efímera vida) entonces la respuesta no esta en nosotros. Una vez escuché algo llamado la regla áurea (tratar a los demás como quieres que te traten a ti) que cambia la perspectiva, aplicado a la libertad sería no lo que significa mi libertad, si no que significa la libertad de los demás, bueno no se si me explico, a demás es imposible que todos la practiquen

    PD: me gusta tu blog

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  4. Todas las actitudes sociales experimentadas por el individuo o ciudadano en sociedad determinan su camino y comportamiento en dicho medio. Es decir,las circunstancias sociales y económicas determinarán su huída hacia otro tipo de cultura o acción de cambio interior y exterior. Nuestro deseo esencial es la libertad, y la naturaleza y la ausencia de violencia física o verbal sería un factor determinante de progreso humanístico. Nuestra búsqueda es constante y nuestro viaje posiblemente infinito mientras creamos erróneamente que somos superiores los unos contra los otros.

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  5. Libertad, moral, individuo, son conceptos filosóficos abstractos que se han estado discutiendo por varios pensadores, pero dejando de lado abstracciones la realidad es que el ser humano es malvado por naturaleza, desde pequeños solo unos cuantos tienen esa inocencia que caracteriza al niño ideal, pero esa inocencia es pisoteada, defecada y orinada por la tiranía de aquellos que creen mandar sobre otros, y estos últimos son muchos. Cuando creces aun tienes la esperanza de que hay gente buena en el mundo y sigues viviendo en tu pequeño mundo perfecto, pero cuando la burbuja se rompe ves que la maldad estaba tan cerca de ti que ya es muy tarde para escapar. Me hablas de respeto, pero cuando hay interés de por medio el respeto desaparece y por quitarte tus posesiones, incluso el lugar donde creíste un día que era tu hogar, hasta tu propio hermano se vuelve en tu peor enemigo, y para la maldad no hay vergüenza ni respeto, y este mundo es solo un juego de intereses donde el bueno es abusado por el malvado, no espacio para el respeto ni para la bondad, porque el peor pecado que se puede cometer es dar libertad a la maldad, y eso se lo hace a cada instante.

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  6. Hoy he perdido por completo la fe en la humanidad… considero con buen acierto una frase … hay dos tipos de gente en el mundo.. la gente buena y la gente mala… lo más difícil es entender que el primer grupo está casi extinto por tanta competencia que a la larga genera envidia … por tanto egoísmo que a la larga genera soberbia … y a uno … lo único que se le antoja es toparse de vez en cuando un alguien que no haga querer hacerme una ermitaña

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  7. Intento no perder la poca fe por la humanidad que me queda, pero no, no puedo. No hay justicia, no hay nada. Todo es tan utópico, quizá me hice muchas expectativas. Aaaaah.

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